La humanidad va pasando sin sueños.
Nadie cree ya que el futuro nos
encontrará en una situación de abundancia y progreso.
Nadie cree que habrá paz.
Nadie piensa que vivirá en una tierra
en donde "a cada cual se le pida acorde a sus capacidades y se le retribuya
acorde a sus necesidades"
Ya nadie cree que viajaremos por el
espacio.
Ya nadie cree que acabaremos con el
hambre.
El futuro es presentado como amenaza.
Como una batalla por la escasez.
En el país imperial, que, más allá de
su historial opresivo, supo tener presidentes de gran brillo intelectual, como
Franklin Roosevelt o Abraham Lincoln, un personaje burdo y grotesco (George W
Bush) destrozó Afganistán e Irak a base de mentiras, y otro más burdo aún
(Donald Trump) puede ganar la próxima elección, enarbolando el odio como
bandera.
Ya se acostumbró, la humanidad, a ver
como se erigen muros por doquier.
También a ver cadáveres de niños,
ahogados, bombardeados o ametrallados.
Padece hacinada sus viajes diarios a
su propia agonía.
Ya no proyecta, se desliza en el
eterno presente de la supervivencia.
Se hunde en el naufragio de la
inmediatez.
Se olvida de leer a contrapelo.
Cada vez imagina menos y mata más sus
horas con un entretenimiento compulsivo que le quema los ojos.
Quema sus horas entre la explotación
sórdida y el ocio egoísta.
Ya ha renunciado a creer que acabará
con las enfermedades.
Qué acabará con la degradación
ecológica, y logrará energías limpias y renovables.
Todo para ella es supervivencia.
Todo es adaptación a la enfermedad.
Acostumbramiento a votar por el candidato de la tele.
Acostumbramiento a que otros piensen por ella.
¿Será esta la era de la decadencia?
¿Del capitalismo que ya no mejora las condiciones humanas, sino que las corrompe y deteriora?
¿Habrá manera de detener su barbarie?
¿Podremos permitirnos soñar para estar despiertos?
¿Podremos proyectar el sueño?
¿Será que por ahí pasará la revolución?
Excelente espacio, por fin una voz distinta!!!
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